La carta que no quiero entregar

Mi amor,

Ayer le pedí a la luna una respuesta, y hoy la tengo. Tu cordialidad y tu beso agitaron sentimientos que negué hace años por miedo. Perdí la cuenta de cuántas veces mentalmente te dije adiós, pero la verdad es que nunca te quise lejos de mí.
Es más fácil pasar los días sin verte, porque cuando hablamos soy tomada por un absurdo deseo de tomar el primer avión para encontrarte. Mi amor, no tienes idea de cuántas reuniones he imaginado, del mar al desierto, llegaría sin previo aviso, en un saree rojo y dorado, reconocerías mi silueta al atardecer y yo correría a besartete  y te diría todo lo que fui a contarte en la isla antes de tu partida. Pero la luna me dijo que ya tienes un nuevo amor, uno que corre por las montañas hacia el sur. Mi amor, te entiendo. Lo sé porque mi nombre ha sido reemplazado en las líneas de tus cuentos, lamento haberte hecho escribir con dolor.
En la arena fui sincera, y entre besos y lágrimas abrí mi corazón. Siempre elijo el amor falso porque estaba seguro de que siempre algún día terminaría. Quería mantener nuestros cuentos de hadas intactos para decirles a los niños que me encontraré en el camino. Era débil para no asumir que este era el amor que siempre quise, tenía miedo de que algún día fuera el culpable de terminar con un amor tan hermoso, y hoy soy culpable de terminarlo sin vivirlo. Pagué por el exceso de ego.
Una vez más te pido perdón. Ya no te aburriré con mis palabras, ni con actos de desesperación desnuda. Sigue tu camino. Siempre rezaré por ti, para que tu poesía tenga sentido.
Siempre serás mi luna. Pondré Nina e los hijos del destino a dormir bajo nuestras canciones, y entraré en la noche admirando la luna, y desde mi casa en el bosque te enviaré amor donde sea que estés.
Gracias por todas las palabras eternas de amor en todos estos años.
Espero que seas feliz.

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